Entrevista de Esther Sieteiglesias del periódico La Razón al CNA de España
Ezequiel Vartian Toufeksian*
– ¿Ayudará el reconocimiento del Papa a Armenia y a la gran diáspora repartida por el mundo?
–Al utilizar la palabra genocidio, a la hora de mencionar la muerte de un millón y medio de armenios, el Papa ha demostrado su valentía y su sentido de la justicia. La comunidad armenia espera que más estados sigan el ejemplo del Papa y denuncien públicamente el genocidio de los armenios.
– ¿Por qué debe considerarse un «genocidio»?
–Bajo la denominación de «genocidio armenio» se conocen las atrocidades cometidas contra la población armenia del Imperio otomano entre 1915 y 1918. Expropiadas sus propiedades, los armenios fueron expulsados de sus ciudades. Muchos, detenidos, asesinados y otros tantos enviados al destierro. Obligados a atravesar los desiertos de Anatolia y Siria, padecieron todo tipo de abusos a lo largo del camino y en los campos de internamiento. Muchos murieron de hambre y sed. Las expulsiones y matanzas se repitieron a comienzos de los años veinte. En 1923, la destrucción de las comunidades armenias del territorio histórico occidental era prácticamente total. Se estima que un millón y medio de armenios perecieron entre 1915 y 1923. El genocidio es la matanza o atentados graves hacia grupos de personas, con vistas a su erradicación, y no de personas determinadas, que sería homicidio. También incluye otros actos que, sin ser homicidios propiamente dichos, conducen a aniquilar a ese sector de humanos.
– ¿Fue planificado por los turcos?
–La decisión de llevar a cabo un genocidio contra el pueblo armenio correspondió a los máximos dirigentes del partido político en el poder en el Imperio otomano, el Comité de Unión y Progreso, conocido como los Jóvenes Turcos, y concretamente a las tres figuras con el control del Gobierno: Mehmet Talaat, ministro del Interior en 1915 y Gran Visir en 1917; Ismail Enver, ministro de Guerra, y Jemal Ahmed, ministro de la Marina Militar y gobernador de Siria. El sustrato ideológico de tal actuación, basado en la idea de exclusividad étnica, fue el panturquismo propugnado por los Jóvenes Turcos, que pretendía la creación de un nuevo imperio con población exclusivamente turca.
– Sin embargo, tan sólo 26 países lo han reconocido como tal…
–La principal razón responde a conveniencias económicas y políticas. Estas denuncias incomodan al Estado turco. Como consecuencia de las palabras del Papa, Ankara ya ha llamado a consultas a su embajador ante la Santa Sede y al nuncio apostólico.
– Este mes se conmemora el 100º aniversario del genocidio, ¿qué demandan desde el Consejo Nacional Armenio (CNA)?
–Las reivindicaciones históricas, específicamente el reconocimiento internacional del genocidio, son un legado irrenunciable. Desde el CNA en España pretendemos abordar la «cuestión armenia» desde un punto de vista universal, no como un conjunto de hechos aislados y privativos de una comunidad, sino trazando el hilo conductor que existe entre todos los crímenes de lesa humanidad que aún se repiten. Es fundamental trabajar en la transmisión del pasado, a través de la memoria, para generar conciencia y compromiso con la verdad y la justicia en las nuevas generaciones.
*Miembro del Consejo Nacional Armenio de España. Preguntas de Esther S. Sieteiglesias.