El próximo 11 de enero se cumplirá el octavo aniversario de la promulgación de la Ley Nacional N° 26.199 que significó el reconocimiento por parte de la República Argentina del genocidio sufrido por el pueblo armenio que fue perpetrado por el Estado turco entre los años 1915 y 1923 y que dejó un saldo de más de 1.500.000 víctimas.
Al declarar el 24 de abril de todos los años como “Día de la acción por la tolerancia y el respeto entre los pueblos”, el Congreso Nacional no sólo adoptó la decisión de conmemorar el genocidio contra los armenios, sino que, dispuso que “su memoria sea una lección permanente sobre los pasos del presente y las metas de nuestro futuro”.
De esta manera, el reconocimiento del genocidio contra el pueblo armenio se inserta en la política de memoria, verdad y justicia que el Estado argentino viene sosteniendo desde hace ya más de una década y que ha tenido su manifestación más acabada en la declaración de “insanablemente nulas” de las leyes de obediencia debida y punto final en 2003 y, consecuentemente, en las ejemplares sentencias dictadas en los juicios orales seguidos contra los genocidas de la última dictadura cívico-militar argentina.
De ahí que en 2007 el Tribunal Oral N° 1, presidido por el Juez Rozansky condenara al represor Christian Federco Von Wernich, entre otros acusados, considerándolos responsables de haber cometido crímenes en el marco de un genocidio en Argentina entre 1976-1983.
Esta sentencia, verdadero hito en la lucha por la vigencia efectiva de los Derechos Humanos, es la primera en subsumir los crímenes de la dictadura militar bajo el concepto de Genocidio. Y aquí es donde destacamos que para ello se fundó en el antecedente histórico del genocidio contra el pueblo armenio, mencionándolo expresamente en los considerandos de la resolución adoptada.
Incorporado el reconocimiento del genocidio al derecho argentino mediante ley, es importante mencionar que en 2011 el Juez Oyarbide, mediante un fallo declara la verdad histórica del delito de genocidio contra el pueblo armenio, haciendo responsable al Estado turco de su comisión.
En el año del Centenario del Genocidio, el Consejo Nacional Armenio de Sudamérica no puede dejar de subrayar el compromiso de todo el espectro político y judicial argentino, que puso el reconocimiento de la verdad histórica y la justicia de los crímenes de lesa humanidad y genocidio por sobre las presiones e intereses políticos y económicos.
La resistencia manifestada por los represores argentinos, y el pacto de silencio que pretende ocultar a los responsables y a los beneficiarios del proceso, es equiparable a la negación que los representantes diplomáticos, y empresariales, del Estado turco demuestran en cada oportunidad en que intentan interferir, en la política argentina de Derechos Humanos de la cual el recuerdo del genocidio sufrido por los armenios forma parte indisoluble.
No ha de olvidarse aquí que, cediendo interesadamente a esas presiones negacionistas, en la década del 90, el entonces Presidente Carlos Menem vetó una ley de reconocimiento del genocidio armenio.
Por eso, el Decreto de promulgación de la Ley, firmado por el Dr. Nestor Kirchner aquél 11 de enero, resulta un claro mensaje de la reivindicación de los valores morales y humanos que también en su momento compartiera el Dr. Raúl Alfonsín y que lo llevara a declarar su apoyo a los armenios en el reclamo de justicia.
A su vez, la importante decisión del Presidente Néstor Kirchner de promulgar la Ley de reconocimiento del genocidio armenio no es simplemente un destello más de una figura dotada de un meridiano sentido ético, que sabía traducir sus convicciones en acciones concretas, sino que formó parte de su agenda de búsqueda de verdad contra las violaciones a los Derechos Humanos.
Así, ha dejado un legado impostergable, que obliga a la sociedad argentina, y a sus representantes políticos, a mantener en lo más alto este principio rector.
Es inevitable, pues, que quienes continúen levantando las banderas de la defensa de los derechos del hombre reconozcan el arduo camino recorrido y que defiendan las victorias alcanzadas por la democracia argentina en esta materia, reconociéndolas como innegociables.
Será, entonces, un precepto que le corresponderá asumir y ratificar a la sociedad y a la política argentina, ya que en materia de Derechos Humanos se está a favor o en contra, de manera que no se retroceda en los logros obtenidos y de que se continúe luchando para erradicar la intolerancia, la negación, la violencia y la impunidad.
El tiempo va resaltando los distintos hechos notorios y destacados de la vida institucional de un país, y es por eso que, desde el Consejo Nacional Armenio estamos convencidos de que el camino elegido, al cumplirse un nuevo aniversario de la ley 26.199 y en el año del centenario de la conmemoración del genocidio sufrido por el pueblo armenio, es el correcto, y es por eso que redoblamos nuestro esfuerzo para que el inevitable reconocimiento adeudado por Estado turco se traduzca en la postergada reparación al pueblo armenio y en la reconciliación de la sociedad turca con su pasado.