Ante la decisión del Dr. Eugenio Raúl Zaffaroni de renunciar a su cargo de Juez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, con apego a la manda constitucional consagrada en el inciso cuarto del artículo 99, el CNA desea poner de relieve su trayectoria profesional, académica y política. En este sentido, es necesario destacar el compromiso del Dr. Eugenio Raúl Zaffaroni con los Derechos Humanos, tanto por el abordaje técnico de sus postulados como por la firme convicción con que los eligió como guía de su accionar jurídico.
De los incontables fallos de la Corte Suprema de Justicia de la Nación con cuyo voto ha concurrido a formar la mayoría, cabe mencionar algunas sentencias ejemplares como la dictada en el caso “Simón”, en el que se declaró la inconstitucionalidad de las leyes de obediencia debida y punto final, o la recaída en el caso “FAL”, en la que se reafirmó la vigencia del aborto no punible frente a las arbitrariedades de jueces y políticos que obstruyen su realización.
A eso, súmese la letra de su carta de renuncia, en la que dejó claro testimonio de su norte, al indicar que “el sendero de dignidad que en lo ético las Madres y Abuelas marcaron en nuestros peores momentos del siglo pasado, debe actualizarse en forma permanente y plasmarse en el pensamiento y en el sentimiento jurídico de las nuevas generaciones, en especial en las de los estamentos sociales que tendrán mejor voz en razón de la extensión del acceso a la Universidad”.
El Dr. Zaffaroni es, sin lugar a dudas, una personalidad que contribuyó a la defensa de las instituciones republicanas y democráticas de nuestro país. Además de su desempeño en el ámbito de la justicia, en la provincia de San Luis y en la Ciudad de Buenos Aires, y desde el 2003 como Ministro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, colaboró con los otros poderes que conforman el Estado. Ha formado parte de la Comisión Asesora del Senado de la Nación para la reforma del sistema penitenciario en 1986, fue miembro de la Comisión Técnico Jurídica Asesora de la Comisión de Legislación Penal en la misma Cámara de 1988 a 1990 y asesor de la Cámara de Diputados entre 1995 y 1997 y, recientemente, encabezó la Comisión Redactora del anteproyecto de reforma del Código Penal.
Debe recordarse que en 1994 resultó electo por la voluntad popular para la Convención Constituyente, y en 1997 como Diputado de la Ciudad de Buenos Aires. Asimismo, dentro de su trayectoria internacional puede destacarse su trabajo con la Organización de las Naciones Unidas y con el Instituto Latinoamericano de las Naciones Unidas para la Prevención del Crimen y el Tratamiento del Delincuente (ILANUD). En el ámbito académico, es prolífico en doctorados y ha ejercido la docencia en diversas universidades nacionales y en Brasil, Venezuela, México, España, y ha sido nombrado Profesor y Doctor honoris causa en más de veinte universidades.
Se trata, pues, de un auténtico defensor del Estado de Derecho y del ejercicio ético y comprometido de su profesión. Su renuncia en observancia de la Constitución Nacional lo confirma. Por otro lado, su compromiso con las causas justas, a la par de su importantísimo aporte a la ciencia del derecho en nuestro país y en el mundo, hizo que la denuncia del genocidio contra el pueblo armenio se sumara a su largo haber de posicionamientos éticos y políticos.
Así, su contundente postura en relación al genocidio contra el pueblo armenio, y a la lucha contra el negacionismo, se vió reflejada en sus obras y en su trabajo permanente junto a distintas organizaciones de la comunidad armenia de Argentina. Recordamos, en este sentido, su tratamiento del tema en “La palabra de los muertos”, libro que recoge sus conferencias sobre criminología cautelar, su prólogo a “Un proceso histórico” y su participación en la presentación, como lo hiciera también en la Conferencia sobre Genocidio Armenio y derecho internacional, en el Aula Magna de la Facultad de Derecho de la UBA, con la publicación de “El genocidio contra los armenios 1915-1923 y la relevancia de la Convención de 1948 para la prevención y la sanción del delito de genocidio” del jurista Alfred de Zayas.
Por último, sólo queda subrayar, una vez más, sus valores éticos, sus convicciones y la coherencia que lo viene acompañando en el transitar de su vida, reafirmados en la misiva que le dirigiera a la Presidenta de la Nación, en la cual expresó que “es indispensable formar a muchos hombres y mujeres jóvenes, para que desde el atalaya de nuestra posición en el mundo, en este siglo crucial para toda la humanidad, sean capaces de continuar reflexionando y actuando el derecho de mucho más y mejor que nosotros, en pos de la reducción de los niveles de desigualdad y violencia”.
En razón de eso, el Consejo Nacional Armenio agradece al Dr. Raúl Eugenio Zaffaroni el alto servicio que le ha prestado a la República y, también, a la lucha por el reconocimiento del genocidio contra el pueblo armenio.