(PRENSA ARMENIA) Durante la visita del presidente de Turquía Recep Tayyip Erdogan a Estados Unidos el martes 16 de mayo, sus fuerzas de seguridad y partidarios golpearon violentamente a un grupo de manifestantes pacíficos en las afueras de la residencia del embajador turco, con un saldo de nueve heridos, uno de gravedad. El ataque fue filmado y se viralizó rápidamente, y luego de que la policía lo calificara como un “ataque brutal”, el Departamento de Estado expresó su “preocupación al gobierno turco con la mayor firmeza posible”.
La embajada de Turquía en Washington declaró sorpresivamente que los guardaespaldas de Erdogan actuaron en “legítima defensa” y que los manifestantes “provocaron agresivamente” al grupo de turcos que se había reunido para apoyar al Presidente. El comunicado motivó que el senador republicano John McCain opinara que Estados Unidos debería echar al embajador turco. “Este tipo de cosas no pueden quedar sin respuesta en la diplomacia”, agregó, y opinó que se debería enjuiciar a los guardaespaldas responsables cuando fueran identificados.
La protesta había sido organizada por un grupo de organizaciones entre ellas el Consejo Nacional Armenio de Estados Unidos (ANCA), el Consejo Helénico Americano y representantes de las comunidades armenias, griegas, kurdos y asirios. “Este es el tipo de violencia que nunca se espera ver en la capital de Estados Unidos. Es el tipo de violencia que nos acostumbramos a observar en la Turquía de Erdogan y en otras dictaduras”, declaró Aram Hamparian, director del ANCA, quien estuvo presente en la protesta.
Ceren Borazan, una estudiante kurda, relató a BuzzFeed que uno de los guardaespaldas de Erdogan la ahorcó y amenazó con matarla, hecho que fue retratado en las imágenes. “Protestábamos pacíficamente contra el hecho de que Erdogan estuviera en Washington cuando de repente fuimos atacados por un grupo de guardaespaldas oficiales de Erdogan y la policía secreta. Atacaron a mujeres, niños y ancianos con un abandono imprudente”, relató Borazan. Lucy Usoyan, otra manifestante kurda, declaró a ABC que “de repente corrieron hacia nosotros. Alguien me golpeaba en la cabeza sin parar”.
El Washington Post emitió una dura editorial al día siguiente titulada “una nota a Erdogan y sus matones: no se puede golpear a los manifestantes acá”. “El presidente Trump dio la bienvenida esta semana al presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, y el hombre aparentemente se sintió tan en casa que pensó que estaba bien que sus matones golpearan a manifestantes pacíficos. Que el Sr. Erdogan, desafortunadamente, haya tenido éxito en sofocar la disidencia en Turquía, no le da permiso para venir a este país y atacar una de sus libertades más básicas y acariciadas. Debe quedar claro que este comportamiento es inaceptable y no será tolerado”, advirtió el diario.