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A raíz de una conferencia en la Universidad Worcester en Massachusetts

(DIARIO ARMENIA) En ocasión de una presentación que se realizaba en la Facultad de Derecho, de la Universidad de Buenos Aires, en agosto de 2015, en el Congreso Internacional sobre Genocidios y Derechos Humanos: A cien años del Genocidio, conocí al filósofo y catedrático en violencia en masa, Henry Thériault (a la izquierda de la autora en la imagen), quien es también el presidente de origen armenio de la Asociación Internacional de Estudiosos de Genocidio.

Si le hablas a un hombre en un idioma que entiende, llegarás a su cabeza. Si le hablas en su idioma, llegarás a su corazón. 
Nelson Mandela

En razón de que el Consejo Nacional Armenio me había encomendado la traducción al español de su libro Resolution with Justice: Reparations for the Armenian Genocide –que había escrito junto con otros tres académicos sobre genocidios en el mundo, Alfred de Zayas, Jermaine O. McCalpin y Ara Papian–, me acerqué en el intervalo del evento para comentarle algunos aspectos de la reescritura de esta obra al español. Hablamos así de la importancia de contar con la traducción a varias lenguas de material de referencia de esta naturaleza, pero, en especial, la importancia que revestía contar con una versión en español en virtud del posicionamiento de este idioma en el ámbito internacional.

Algunos datos sobre el español en el mundo:

500 000 000 hispanohablantes.
Segunda lengua para la comunicación internacional.
Segunda lengua elegida para estudiar como lengua extranjera (después del inglés).
Alto grado de unidad lingüística entre los 23 países hispanohablantes.
23 academias de la lengua española congregadas en la ASALE (Asociación de Academias de la Lengua Española) para la elaboración de repertorios lexicográficos, obras de gramática, y ortografía.
Idioma oficial de las Naciones Unidas, junto con el árabe, el chino, el inglés, el francés y el ruso.

Otro aspecto del español en el que Henry se interesó fue la traducción al español de los Estados Unidos: sí, una variedad que habla 55 000 000 de personas en ese país y que cuenta con un pronóstico que indica que para mediados de este siglo, será el país que albergará la mayor cantidad de hispanohablantes del mundo entero.

En este marco, me propuso que diera de una conferencia sobre el tema de traducción al español de los Estados Unidos para la universidad en la que ocupa el cargo de vicepresidente de asuntos académicos, Worcester State University, Massachussets. A mediados de este año, la Universidad me cursó la invitación. Fueron casi tres meses de preparación, traducción y corrección del material que iba a presentar en la Universidad el 31 de octubre.

Pero además de esta presentación, que contó con la asistencia de casi 200 personas entre estudiantes, académicos, investigadores y profesores, también tuve la oportunidad de presentar, junto a Henry, su libro Resolution with Justice, para comentar sobre algunos aspectos y sutilezas de la traducción realizada. Dos fueron las presentaciones, una el 30 de octubre en el campus de la Worcester State University, en la que compartí el panel también con George Aghjayan, periodista de Armenian Weekly e investigador independiente sobre demografía, geografía y genealogía armenia; y otra, el 1 de noviembre en el Agump de Boston, en Watertown, donde Rupen Janbazian y la comunidad presente me dieron una muy cálida bienvenida: me sentí “como en casa”.

El tema de estas dos presentaciones fue “The Universality of Translating Reparations for Mass Violence”, en donde comenté cómo había abordado la traducción de este género discursivo, que se enmarcaba dentro de la categoría de las humanidades, en general, y de la escritura de investigación, analística e interpretativa, en particular.

Y digo “de investigación analítica en razón de la infinidad de instrumentos jurídicos, leyes y convenciones citados que fundamentan todos y cada uno de los datos que se consignan en la obra; e “interpretativa” en razón de su textualidad argumentativa.

En estas presentaciones, comencé diciendo así: “Cuando el Consejo Nacional Armenio me propuso el proyecto de la traducción de Resolution with justice, me sentí extremadamente honrada y complacida por haber sido elegida para elaborar la versión de esta obra al español, pero, a la vez, muy comprometida y con mucha responsabilidad por ser descendiente del Genocidio devastador, perpetrado por el Estado turco y su sociedad”.

En sintonía con la propuesta planteada por los eruditos en cuanto a conectar el Genocidio Armenio con otros genocidios y masacres del pasado y del presente, y la necesidad de no solo su reconocimiento por parte de las naciones, sino también de su reparación por parte de los Estados perpetradores, presenté las universalidades: el tema, los fundamentos, el léxico, los subjetivemas, la jurisdicción y la escritura. Y en esta última universalidad comenté que en el siglo V antes de Cristo, en Fedro, Platón le hace decir a Sócrates que la escritura favorece el olvido. De algún modo tiene en cuenta que pocos sabían leer y que, para las culturas orales, la conservación de las tradiciones, los conocimientos, la historia, descansaban en la capacidad biológica de memorizar. Para las culturas escritas, en cambio, la escritura ocupa el lugar de la memoria, a la manera de una memoria artificial. Pero vivimos en una cultura escrita y, si bien es sumamente valioso contar de generación en generación los horrores vividos durante el Genocidio Armenio, es indispensable que libros como Resolución con justicia queden plasmados en la escritura.

Ahora bien, ¿cuál es el rol de la traducción en generar versiones multilingües de material experto sobre violencia en masa? José Saramago, premio Nobel de Literatura, afirmaba que “los escritores hacen la literatura nacional y los traductores hacen la literatura universal.

Sin los traductores, los escritores estaríamos condenados a vivir encerrados en nuestra lengua; sin los traductores, escritores y lectores no podríamos encontrarnos nunca más allá de nuestras propias fronteras”. En nuestro caso, sobresale, a la vez, el hecho de que a través de la traducción se intenta despertar consciencia acerca del Genocidio Armenio, en personas que hablan otras lenguas, que viven otras culturas.

En definitiva, es el poder de la traducción que contribuye, en este sentido, a dar a conocer las masacres sufridas por el pueblo armenio desde fines del siglo XIX, y que llega a su punto más tenebroso y oscuro un 24 de abril de 1915. Y decimos que “llega a su punto más tenebroso y oscuro”, sin dar una fecha de finalización, porque estos actos de violencia en masa llegan a su fin cuando un conjunto de reparaciones como el que se propone en Resolución con justicia: Reparaciones por el Genocidio Armenio es fehacientemente aplicado y cumplido en su totalidad.

Un viaje que quedaré en mi memoria biológica y en las letras de este artículo. Gracias.

Alejandra Patricia Karamanian*

*Traductora Pública de inglés (UCA), Correctora Internacional de Textos (Litterae/Fundéu) y Especialista en Enseñanza de Español para Extranjeros (USAL). Es miembro del Colegio de Traductores Públicos de la Ciudad de Buenos Aires (CTPCBA), Asociación Argentina de Traductores e Intérpretes (AATI), Midwest Association of Translators and Interpreters (MATI), Academia Norteamericana de la Lengua Española (ANLE) y del Research Institute of United States Spanish (RIUSS).