Es tiempo de que Turquía asuma su responsabilidad y repare el daño

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Por Alfonso Tabakian

Este lunes se conmemora en la Argentina el “Día de Acción por la Tolerancia y el Respeto entre los Pueblos”, para recordar el horror del genocidio sufrido por el pueblo armenio a partir del año 1915 por parte del Imperio Otomano y en el que murieron aproximadamente un millón y medio de personas. Sobre esta fecha opinó para Télam el Dr. Alfonso Tabakian, director Regional del Consejo Nacional Armenio de Sudamérica.

(TÉLAM) El 24 de Abril de 1915 es la fecha que emblemáticamente remite a la conmemoración y al recuerdo de las víctimas del genocidio sufrido por el pueblo armenio.

En la noche trágica del 24 las autoridades turcas detuvieron y asesinaron a alrededor de 800 intelectuales, líderes políticos y religiosos armenios iniciando así su plan sistemático para aniquilar al pueblo armenio.

Desde 1915 a 1923 el gobierno de los Jóvenes Turcos primero y la República de Mustafá Kemal Atatürk después, ejecutaron metódicamente el exterminio de más de 1.500.000 de inocentes hombres, mujeres y niños armenios. Había más de dos millones de armenios dispersos en el territorio del Imperio turco otomano a principios de 1915.

Los sobrevivientes se refugiaron en distintos países donde se crearon las comunidades armenias del mundo que han convivido y han aportado al desarrollo de cada lugar donde se establecieron durante estos 102 años.

La tercera etapa del genocidio fue la inmediata justificación y posterior negación de los crímenes cometidos. Imponer el silencio del mundo ante la existencia de tales hechos criminales y perpetuar la tarea del olvido bajo un grueso manto de impunidad fue la obsesión del estado turco. Esta política continúa hasta la actualidad y es esparcida por sus representaciones diplomáticas, que intentan obstruir todo avance que detecten hacia el reconocimiento universal del genocidio.

Las persistentes políticas negacionistas fueron mutando hacia formas más sutiles como la compra de voluntades de intelectuales, políticos, diplomáticos, etc., o como la banalización y trivialización de los hechos históricos.

Es sabido el poderío de Turquía y la gran habilidad de su diplomacia especialista en encontrar siempre cómo negociar con las grandes potencias de la comunidad internacional la manera de ocultar y evitar las sanciones a sus ya habituales crímenes contra la humanidad, (armenios, kurdos, sirios).

No es el camino del odio el que debe estimular el Estado turco en su gente y en los países aliados, sino que debería impulsar la apertura a la revisión de su historia permitiendo la discusión y el debate sin censura ni persecuciones.

En 1965 fue Uruguay el primer país en reconocer y luego la sumatoria de muchos más… en 1984 el Tribunal de los Pueblos, en 1985 la Subcomisión de Derechos Humanos de la ONU, en 1987 el Parlamento Europeo, entre otros, la ley francesa en el 2000, el reconocimiento del Papa Francisco en el 2015 y el de Alemania (aliado de Turquía durante la Primera Guerra Mundial) en el 2016 exponen aún más la obsesiva mentira del Estado turco.

Merece un párrafo aparte la Ley 26.199 de la Argentina declarando el día 24 de Abril como Día de Acción por la Tolerancia y el Respeto entre los Pueblos en reconocimiento del Genocidio Armenio cometido por el Estado turco entre 1915 y 1923.

Las políticas de verdad y justicia impulsadas por el presidente Raúl Alfonsín, quien reconoció el Genocidio Armenio en 1987 y la continuidad del compromiso de la Argentina en materia de derechos humanos condujeron a la promulgación de esta ley por parte del presidente Néstor Kirchner en el 2007. Sumando el fallo del tribunal federal en 2011 en el juicio por la verdad del Dr. Hairabedian contra el Estado turco, la Argentina es el único país que reconoce el genocidio contra el pueblo armenio desde los tres poderes.

Los diez años que se cumplen de esta ley y la adhesión a ella de casi todas las provincias contienen y ratifican el espíritu de esta ley universal e irreversible, la consigna de nunca más a la intolerancia y la barbarie entre los pueblos.

Cuidado con las precondiciones que quiere reflotar la política exterior turca ante los países que dieron el reconocimiento, intentando eludir la caracterización de genocidio y su ineludible impacto.

Cuidado con los interlocutores que acojan este tipo de argumentos negacionistas dentro o fuera del gobierno, porque se toparán con la fortaleza de los defensores de la memoria, verdad, justicia y reparación; y además caerá sobre ellos la interpelación de toda una política estatal sobre DDHH que caracteriza a la Argentina en el mundo.

Como la conmemoración del cincuentenario en 1965 del genocidio sufrido por el pueblo armenio cerró una etapa, la salida del luto interno de las comunidades armenias y la exteriorización de los reclamos de sus derechos ante los crímenes que fuera víctima, el Centenario en 2015 marca una nueva instancia: la conclusión definitiva del debate que propone la política negacionista del Estado turco sobre el uso del término de genocidio, ya probado de manera concluyente, y la apertura de la etapa de la necesidad de asumir por parte del Estado turco su responsabilidad y comenzar el dialogo sobre la reparación al pueblo armenio y así volver a darle la plena visión de su futuro recomponiendo un pasado lleno de injusticia.

(*) Director Regional del Consejo Nacional Armenio de Sudamérica.